Fue en el gobierno de Faustino Félix Serna -concretamente en 1971- cuando se terminó de pavimentar la carretera que va de Huatabampo al puerto de Yavaros. Se cumplía así un viejo anhelo de los habitantes de la región así como de los pescadores y los industriales del puerto que aspiraban a una mejor rúa para comercializar sus productos. Los 22 kilómetros que separan a la cabecera municipal del puerto quedaron concluidos, conectando el puerto con el resto de la entidad, pero a los vecinos de la época en Huatabampo les pareció que la obra había quedado inconclusa porque se había omitido intencionalmente la pavimentación del tramo de 8 kilómetros que va de la llamada “Y” a la playa de Huatabampito.Alfredo Káram Muñoz y Próspero Ibarra Cevallos, ambos ex alcaldes, platicaban con cierto coraje que cada vez que le reclamaban la omisión al tesorero del estado Tomás Oroz Gaytán, éste les contestaba que no había necesidad de la obra porque con el tramo reclamado se trataba de hacer una “carretera exclusiva para los ricos del pueblo”. Obviamente la visión de Oroz Gaytán era errada, porque de muchos años a la fecha la playa mencionada ha sido receptora masiva del turismo social del yaqui y mayo, con una población básicamente de trabajadores que la visitan desde Cajeme, Navojoa, Benito Juárez, Alamos y Etchojoa. Por la calidad de su arena y la impresionante belleza que en ese punto alcanza el Golfo de California. Se trata, sin exageración, de la mejor y mejor dotada playa de Sonora.Con el criterio mencionado, el tramo de terracería quedó así por 19 años, hasta que en una ocasión, durante la administración de Heliodoro Soto, algunos -incluyendo a don Alfredo y a don Próspero- le recordábamos en la casa de don Alfredo la anécdota al gobernador Rodolfo Félix Valdés, que sin reparo alguno ahí decidió construir el tramo pavimentado faltante en 1990 y la playa cambió enormidades. El legendario lugar se transformó radicalmente con el acceso pavimentado, garantizando un mínimo de seguridad y un mejor servicio para la enorme cantidad de visitantes de ese balneario, despertando un mayor interés para los negocios y el turismo.Con el tiempo se fueron presentando algunas propuestas de inversión, pero algo pasó en el siguiente gobierno que no se concretaron, porque Puerto Peñasco y San Carlos se lo llevaron todo.No hace mucho la idea era construir un bulevar, promover hoteles y restaurantes, incluso el ex secretario de Turismo del gobierno de Carlos Salinas, Pedro Joaquín Coldwell, recibió a empresarios de Huatabampo y ofreció apoyos diversos, incluso coinversiones de la Federación en proyectos concretos.Me resisto a pensar que, igual cuando el general Álvaro Obregón promoviera el puerto de Yavaros -con ferrocarril incluido- y, posterior a su muerte, se movieran otros intereses para boicotear el proyecto, destruirlo y beneficiar a otros puertos, se haya repetido la dosis con huatabampito de sacrificar los proyectos para beneficiar a otras playas de Sonora -alegando su proximidad fronteriza y fomentando la especulación inmobiliaria- pero sacrificando de nuevo al gran ausente y eterno perdedor en Sonora de los proyectos turísticos: el turismo social; ese que en interminables filas de carros con todo y sus catres, hieleras y estufas solo disfruta de las playas en el monte o en los lugares que aún no han sido cercados por los intereses privados.En la actualidad, la situación es muy preocupante porque en ese tramo carretero de sólo 18 kilómetros se nos están muriendo muchos jóvenes.Muchas familias de Huatabampo han debido lamentar fallecimientos entre lo más preciado que tiene el municipio: Sus jóvenes -básicamente en edades entre los 17 y los 21 años, según revelan los partes oficiales-. No pasa semana sin enterarnos de algún accidente donde pierden la vida o quedan mutilados en ese pequeño tramo de carretera; donde seguramente los excesos de velocidad, el alcohol, el deseo de aventura o los desvelos y la imprudencia son las causas.Al transitar dicha rúa es muy común observar sobre sus orillas una multitud de cruces y nichos, como símbolo de recuerdo de algún ser querido perdido en accidentes. En el pueblo es común escuchar las historias de los accidentados y las explicaciones que la propia gente muestra en su desesperación: Que no existe ningún tipo de control en la venta de alcohol a los jóvenes, que en la rúa no se observa ningún tipo de señalamiento o advertencia que prevenga a los conductores de los riesgos de manejar bajo los efectos de las bebidas alcohólicas (la mayoría de los accidentes ocurren entre las 19 hrs. y la 1 de la mañana) o que las familias no ponen de su parte por dar carta ancha a los jóvenes en sus desvelos y correrías.La realidad-aunque resulte increíble- es que en todo el tramo que recorre la carretera de Huatabampo a la playa no existe un solo señalamiento o advertencia relativos a los límites de velocidad (la parte más peligrosa de la “Y” a Las Guayabitas y la Loma Atravesada), tampoco advertencias sobre lo arriesgado de manejar en estado de ebriedad. Tampoco se realizan retenes para revisar tanto el número de personas por vehículo como el grado de alcohol ingerido y la vigilancia, a decir de los vecinos, se orienta más hacia la playa que hacia los caminos que conducen a ella, que además están rodeados de drenes y bordes profundos que representan riesgos latentes.En los asuntos del vicio y la permisibilidad social, los aspectos reguladores no deben dejarse al libre albedrío de las fuerzas del mercado ni al criterio de autoridades menores porque los peces gordos seguirán engulléndose a los peces chicos. La voracidad del negocio del vicio no tiene límites y corrompe al más pintado; ahí se encuentra una parte importante de la crisis social y la desorganización entre nuestros jóvenes, sus familias, y las instituciones que estamos viviendo y que en lugar de resolver nada más nos lamentamos.Al moralismo político light le choca que se trate de regular el vicio y las actividades de disipación social porque sienten que se afectan-o atacan- sus libertades. ¿Dónde quedan entonces los llamados frecuentes a la búsqueda del bien común y el interés general?. Entendamos que en un ambiente social que carece de alternativas culturales sociales y deportivas, es cada vez más común dar salida a las emociones mediante esa clase de escapes o puertas falsas que hasta ahora solo han conducido a los accidentes y a la pérdida de lo más valioso que tenemos, la vida humana.No podemos quedarnos cruzados de brazos y solo lamentando lo ocurrido. Tanto a los gobiernos como a las familias, a las organizaciones sociales y a los cuerpos de seguridad nos corresponde actuar para tratar de frenar la mortalidad juvenil que por causa del vicio y el desorden en la utilización de las carreteras en un año y hasta hoy ya ha cobrado 30 víctimas entre muertos (11) y accidentados (19) nada más ¡en un tramo carretero menor a los 18 kilómetros. !Siempre se dice y advierte que mañana será demasiado tarde. El problema es que para muchos de los dolientes y accidentados ese mañana ya no llegará. Ahí tienen los servidores y representantes públicos un problema real de la gente que debe abordarse y atenderse de inmediato y que no depende de visiones de partido de corto plazo, sino de un verdadero compromiso con la gente. Arar en el agua o tirarse la bolita sería muy irresponsable…y criminal.
BULMARO PACHECO MORENO
bmorenop@prodigy.net.mx
BULMARO PACHECO MORENO
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