Pese a haber perdido con una diferencia de más de 160 mil votos, el PRI y Manuel Añorve rechazaron la derrota electoral en Guerrero, y anunciaron que impugnarán el proceso, al que calificaron como inequitativo, lleno de “guerra sucia, actos dolosos y mala fe”, además de sostener que “desde el principio y hasta el final de la campaña vivimos asediados” y víctima de espionaje y hasta hackeo por parte de los gobiernos federal y del DF. Ante ello, Beatriz Paredes anunció, por separado, que fijará la posición del Comité Ejecutivo Nacional del PRI hasta contar con la totalidad de las actas de las casillas, para que los abogados priistas valoren los incidentes ocurridos durante la jornada y previo a ella, informó la dirigente.
fuente: Milenio
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