(CNNMéxico) — La Reforma Política que
contempla nuevos mecanismos de participación ciudadana está a un paso de
entrar en vigor, pero analistas coinciden en que es un cambio light que necesitará de legislaciones secundarias para funcionar.
Este miércoles, tras el aval de 17 estados a los cambios en la
Constitución, el Senado remitió el documento al Diario Oficial de la
Federación para su publicación.
Entre sus principales aportaciones, la Reforma contempla la figura de
la candidatura ciudadana, mediante la cual cualquier mexicano podrá
postularse a un cargo de elección popular sin necesidad de pertenecer a
un partido político.
Aunque pareciera que esto romperá con el dominio de los partidos,
existen candados y falta legislación secundaria para su implementación.
“El gran problema va a ser definir de forma muy específica el acceso a
medios que van a tener los ciudadanos que quieran ser candidatos
ciudadanos, cual va a ser el financiamiento público que los ciudadanos
pueden tener”, dijo Francisco Burgoa, abogado y profesor de Derecho
Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), en entrevista con CNNMéxico.
“Es un tema que si no se legisla en ley secundaria va a ser
inoperante”, coincidió Javier Aparicio, politólogo del Centro de
Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Los ciudadanos también podrán promover y participar en consultas
populares y proponer iniciativas de ley, algo que antes solo se podía
hacer a través de los legisladores.
Sin embargo, en el tema de la consulta popular, esta será
“restringida”, afirmó Burgoa. “Quedan reservadas las consultas en
materia de presupuesto, de seguridad”, dijo el abogado.
En tanto, en el tema de la iniciativa ciudadana, un ciudadano por sí
solo “no podrá presentar una iniciativa, sino que deberá ser un número
determinado de ciudadanos, algo así como 80,000 ciudadanos”, según
Burgoa.
“Sigue existiendo una barrera para utilizar tanto el tema de consulta
como el de iniciativa”, coincidió Aparicio en entrevista con CNNMéxico.
“Las opciones quedaron con restricciones, como el año en que se puede
hacer una consulta”, afirmó.
La reforma establece que las consultas solo pueden realizarse el
mismo día en que se realiza una elección federal, esto es, el primer
domingo de julio cada tres o seis años.
También se aprobaron facultades para el Ejecutivo para presentar
hasta dos iniciativas al principio del periodo ordinario de sesiones,
para trámite preferente, o anunciar con dicho carácter hasta dos
iniciativas de periodos anteriores que estén pendientes de dictamen.
Además, la Reforma otorga al Senado facultades para ratificar a los
titulares de los órganos reguladores del Estado, como son la Comisión
Federal de Competencia (Cofeco), la Comisión Federal de
Telecomunicaciones (Cofetel) y la Comisión Reguladora de Energía, hasta
ahora una atribución del Ejecutivo.
También se incluye una modificación que permite que el presidente
rinda protesta aún cuando exista una situación crisis en el Palacio
Legislativo de San Lázaro, lo cual podrá hacer ante las Mesas Directivas
de las Cámaras del Congreso de la Unión, o ante el presidente de la
Suprema Corte de Justicia.
De esta forma, se evitarán incidentes como el 1 de diciembre de 2006,
cuando legisladores de izquierda intentaron boicotear la toma de
protesta de Felipe Calderón, quien asumió el cargo en medio de gritos y
rechiflas.
Esta nueva disposición es “contestataria”, afirmó Luis Miguel Pérez
Juárez, profesor investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey.
“Porque nos pasó esto en el 2006, agregamos más regulaciones en aras de
la legitimidad”, aseguró el académico, en entrevista con CNNMéxico.
“Son salvaguardas para poder tener una toma de protesta en orden en
caso de que tomen el Congreso o la tribuna. La alternativa es el uso de
la fuerza pública”, explicó Aparicio.
“En el 2006 hubo un gran dilema: ¿qué va a pasar si el presidente no
puede rendir protesta en el Congreso?”, afirmó Burgoa. “La reforma no
refiere que tenga que ser ante el pleno de la Suprema Corte, puede ser
en la casa del ministro presidente, o en cualquier otro lugar”.
“En México tenemos ese problema de reformitis, nunca se va hasta el fondo”, consideró Pérez Juárez. “No hay razones para ser muy optimistas”.
Aunque la reforma es un avance en la modernización del sistema
político, “lamentablemente de la reforma deseada, nos vamos a tener que
conformar con la reforma posible”, afirmó Burgoa.
“Sería una celebración modesta, a algunos grupos sociales les
gustaron las reformas más que otros, creo que sin la reelección
legislativa queda mucho a deber”, estimó por su parte Aparicio.