En este frenesí por alcanzar un
“hueso”, ningún político quiere quedarse atrás. Con miras a la elección del 1 de julio, se ha producido una frenética desbandada por alcanzar un puesto de elección popular o una posición dentro del gobierno, ya sea federal, estatal y municipal.
Ese segundo domingo de verano se disputarán 2,102 puestos de elección: presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados, 6 gubernaturas, la Jefatura del Distrito Federal, 887 presidencias municipales y 579 diputaciones locales.
Unos buscan volver a ser legisladores, otros ya dibujan escenarios para el nuevo gobierno federal que entrará en funciones el 1 de diciembre; otros –los menos—buscan pasar de legisladores a gobernadores o, al menos, ser presidentes municipales.
“Muchos de estos diputados o senadores pidieron licencia para volver a ser legisladores, para buscar la candidatura a la gubernatura de su estado o incluso para luchar por la Presidencia de un municipio; otros se sumaron a los equipos de precampañas presidenciales y ya piensan en el nuevo gobierno”, explica Gerson Mata Estrada, investigador de Integralia, consultoría en temas legislativos y de políticas públicas.
Los ejemplos abundan: la diputada priísta Beatriz Paredes Rangel va por
su segundo intento por gobernar la capital del país, el senador perredista Arturo Nuñez Jiménez busca ser gobernador de Tabasco, el senador panista Adrián Rivera Pérez ya está en plena batalla interna dentro de su partido para ser candidato a gobernador de Morelos.
Pero no sólo en el Poder Legislativo han dejado lugares, también en los gobiernos ha ocurrido este frenesí por buscar acomodo político. El gabinete del presidente Felipe Calderón no ha sido la excepción: el extitular de Hacienda,
Ernesto Cordero, dejó ese cargo pues quería ser candidato presidencial; el extitular de Salud, José Ángel Villalobos, deseaba ser gobernador de Guanajuato; Javier Lozano Alarcón dejó la Secretaría del Trabajo para intentar ser senador de la República.
Otro ejemplo a nivel federal lo representan
Roberto Gil Zuarth y Gerónimo Gutiérrez. El primero dejó de ser secretario particular del presidente Calderón para coordinar la precampaña presidencial de Josefina Vázquez Mota. El segundo también se sumó al equipo de la virtual candidata panista.
El Gobierno del Distrito Federal es un claro ejemplo de esta desbandada de funcionarios que buscan otro cargo. Por la efervescencia electoral, Marcelo Ebrard se quedó con un gabinete a “medio gas”, pues tuvo que designar suplentes en las carteras de la Procuraduría de Justicia y en las secretarías de Desarrollo Económico, Desarrollo Social y Turismo.
“Los políticos abandonan un cargo que está por terminar y buscan un nuevo cargo para mantenerse vigentes en la esfera del poder y de la política. ¿Cómo se pueden mantener vigentes los políticos? Pues estando dentro de esos espacios que representan una Secretaría de Estado, un gobierno estatal o un cabildo”, explica Enrique Gutiérrez Márquez, politólogo de la Universidad Iberoamericana.
El Congreso, puente para saltar
En el Congreso de la Unión de México no sólo se legisla, también se planea el salto para el futuro. Un ejemplo: de los 31 gobernadores y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal que actualmente ejercen el poder en sus entidades, sólo tres mandatarios no se desempeñaron como legisladores: Juan Sabines Guerrero de Chiapas; Andrés Granier Melo de Tabasco y Egidio Torre Cantú de Tamaulipas.
Este año también se renovarán seis gubernaturas (Chiapas, Jalisco, Morelos, Tabasco, Yucatán y Guanajuato) y el Gobierno del Distrito Federal. La mayoría de los suspirantes para estos cargos ya dejaron el cargo de diputados o senadores.
El senador Manuel Velasco Coello del Partido Verde, y que cuenta con el apoyo del PRI, va por la gubernatura de Chiapas. Por el mismo cargo lucha la exsenadora priista
María Elena Orantes, que será la abanderada de una coalición de izquierda. En Morelos ya están apuntados el perredista Graco Ramírez Garrido Abreu y el panista Sergio Álvarez Mata.
El senador perredista Arturo Nuñez Jiménez ya se encuentra en Tabasco para luchar por la gubernatura. En Yucatán, el senador priista Renán Cleominio Zoreda Novelo ya prepara su estrategia para gobernar el estado. Su correligionario, el senador tricolor Francisco Arroyo Vieyra luchará por ser gobernador en Guanajuato. Por su segundo intento por gobernar la Ciudad de México, la diputada priista Beatriz Paredes Rangel ya pidió licencia para dejar su curul.
Pero el dejar el cargo de legislador por buscar otro cargo no es exclusivo de la parte final de la legislatura, pues en los 28 meses que ha transcurrido de la LXI Legislatura se han presentado 111 licencias para dejar el cargo.
Tampoco pedir licencia para dejar el cargo de legislador es exclusivo de esta legislatura de fnal de sexenio. En el trienio 2006-2009 (es decir en el primera mitad del sexenio de Felipe Calderón) se solicitaron 181 licencias.
Dentro de esta búsqueda de nuevos aires, también se presentan situaciones no muy comunes. La diputada priista María Estela de la Fuente Dagdug pidió licencia para buscar la presidencia municipal de Guamanguillo en Tabasco, pero su suplente Eladio Cruz Maldonado murió en noviembre de 2009, por lo que quedará su curul vació en la Cámara de Diputados.
Que rindan cuentas... los demás
“Los partidos han construido una red de relaciones que le permite a sus prominentes militantes, como los legisladores, que, antes de concluir su encargo en las cámaras, puedan buscar dónde se van a colocar para los próximos 3 o 6 años”, explica Enrique Gutiérrez Márquez, politólogo de la Universidad Iberoamericana.
Así, continúa, los legisladores se van sin rendir cuentas a la ciudadanía que los eligió. "Al menos que les digan porqué se van antes", agrega.
“El Congreso mexicano es un actor central para exigir cuentas al Ejecutivo, pero él mismo se ha rezagado en su responsabilidad para rendir cuentas de su desempeño.
"Hoy el Congreso es una voz autónoma que define el contenido de las leyes y las políticas en todos los ámbitos de la vida nacional y que ejerce un contrapeso cada vez mayor sobre el Ejecutivo, pero carece de contrapesos ciudadanos que lo supervisen”, señala la consultora Integralia en su "Segundo Reporte Legislativo".
fuente: ADN Político