No solo café / Azalea Lizárraga
Desde que el diputado federal, Agustín Rodríguez, vino a Sonora a puntualizar ciertas aclaraciones sobre su muy particular situación jurídica y fuero legislativo, fue más que evidente que se alborotó el pajonal político en el estado y las redes sociales se inundaron de argumentos en pro y contra del ex secretario particular en el sexenio de Guillermo Padrés Elías. Como siempre, todo quedó en un escándalo mediático que como bola de humo se disipó en el otrora cielo azul de nuestra ciudad capital, dicho esto por aquello de la fuerte contaminación ambiental en Hermosillo.
No tardamos mucho los sonorenses en ser testigos de un operativo solicitado por la Fiscalía Anticorrupción en Sonora, cuya actuación se mueve entre la muy necesaria secrecía de los menesteres que en su seno se trabajan y los cateos, órdenes de aprehensión o presentación que suelen publicitarse muy requetebién, para beneplácito de un gran segmento de sonorenses que esperamos resultados contantes y sonantes sobre los supuestos actos de corrupción en los que incurrieron no solamente los charalitos, sino que alcance también a los tiburones que se mueven en aguas internacionales.
Digo supuestos porque mientras no haya castigos, todo se circunscribe al sospechosismo con el que etiquetamos a cuanto conocido sabemos “le dieron chamba” como funcionario público. Ya la hizo, o ya salió de pobre, es la consabida expresión al enterarnos de su “buena suerte”.
Regresando al cateo de lo que unos dicen es una finca rural, otros un ranchito y los más, las lujosas caballerizas y áreas conexas a las que tuvimos acceso virtual por los videos y fotos del operativo que circularon ampliamente en las redes sociales y que, seguramente, mucho han de disfrutar sus propietarios.
Por supuesto que la reacción de familia y amigos del ex gobernador –que los tiene- no se hicieron esperar, aunque no les fue muy bien que digamos. Cuando hay hartazgo ciudadano, surge fácilmente la crueldad y la falta de respeto, claro está que si lo merecen o no es también otra historia.