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Cuando Don Marino Ruelas (un minero
de principios del siglo XX que había incursionado en las últimas
expresiones de lo que fue la fiebre del oro en el estado de California)
recibió la noticia de que el 7 de octubre de 1923 su esposa Herlinda
Rivera había dado a luz a su primer hijo -a quién bautizara de inmediato
como Rosario- lo primero que pensó fue el modo en el que habría de
replantear su situación laboral para tratar de mantener en un nivel de
decoro la subsistencia y librar a su familia de las carencias e
incertidumbres, propiciadas por sus continuas ausencias hacia los
Estados Unidos. Todo ello ante las duras realidades locales y la falta
de trabajo en su región; de malos temporales y magros ingresos.Vivían
en la comunidad de San Lázaro, en el Fuerte, Sinaloa. Buscando nuevos
horizontes, la familia de Don Marino se asienta por un tiempo en el
norte de California, donde permanecen hasta 1929. Después se instalan en
Navojoa, donde la familia sobrevive entonces del comercio y de
actividades relacionadas con el fleteo de mercancías. La muerte
prematura de Don Marino sorprende a la familia en 1932; lo vencieron las
enfermedades provocadas por las minas. A los 11 años (1934),
Rosario asiste a los mítines de la campaña de Lázaro Cárdenas en el
recién inaugurado estadio Revolución, en Navojoa.Al correr el tiempo
y por presiones conservadoras, la escuela normal que operaba en Ures,
es cambiada a El Quinto (por el quinto cuadrilátero del ejido Yemóvari),
municipio de Etchojoa, donde queda instalada la hoy normal Plutarco
Elías Calles, ubicada en el histórico lugar entre los ejidos de San
Pedro y San Ignacio Cohuirimpo.La entidad demandaba la formación
urgente y masiva de profesores, que coadyuvaran a la expansión del
sistema educativo en el nivel básico para combatir el lacerante
analfabetismo ligado a los rezagos sociales de la época en una región
con altos niveles de politización.Doña Herlinda Rivera, viuda, con
cuatro hijos, entra a trabajar a la normal rural de El Quinto como
cocinera, auxiliada por sus hijos. Rosario ingresa ahí como alumno
regular para concluir la carrera de maestro rural en julio de 1942. Su
primer trabajo: ayudante encargado del sexto grado en la escuela
“militarizada primaria y comercial Leonardo Magaña”. Su primer sueldo:
cuatro pesos diarios. Con ese nombramiento permaneció hasta 1952,
combinándolo con tareas contables y el servicio militar.En 1947
contrae matrimonio con la profesora Refugio Ochoa, y ese mismo año se
afilió al Partido Revolucionario Institucional, que dos años antes había
cambiado su denominación de Partido de la Revolución Mexicana. Para
entonces la expansión de la cervecería de Sonora de la familia Hoeffer
sentaba sus reales en Navojoa con miras a cubrir el mercado regional. El
joven Ruelas aceptó la oferta de la empresa para integrarse a trabajar
como cajero-contador; pasando sus ingresos originales de 120 pesos a 300
al mes. A la vez se daba tiempo para participar en tareas políticas,
por su cercanía con Francisco M. Enciso (ex auditor de la cervecería de
Sonora) y Secretario de Gobierno de Ignacio Soto. Fue Presidente del
Comité Deportivo Municipal y posteriormente participó en actividades de
representación electoral en los procesos de 1952. Delegado de Propaganda
del candidato a gobernador Álvaro Obregón Tapia (1955) y comisionado
regional y municipal del PRI y la CNOP en incontables ocasiones.Don
Chayo Ruelas Fue también responsable de organizar al sector popular en
la región a mediados de los cincuenta; presidente y cofundador del Club
de Leones desde 1947; y miembro destacado de la sociedad mutualista de
Navojoa desde 1946, cuando el leonismo y las mutualistas asumían las
principales gestiones comunitarias, como la creación de nuevas escuelas,
servicios sociales para la gente necesitada y la atención directa a las
comunidades más pobres. Usando esos soportes, son recordadas sus
gestiones para llevar a Navojoa incontables escuelas primarias, la
preparatoria unidad regional sur y las extensiones de la Unison y el
ITSON, así como la construcción de la nueva secundaria Othón Almada. Fue
también miembro activo de los sucesivos comités de recepción de los
candidatos presidenciales Adolfo Ruiz Cortines (organización) en 1952;
Adolfo López Mateos (música y mariachis) en 1958; Gustavo Díaz Ordaz
(alimentos) en 1964; y Luis Echeverría (propaganda) en 1969. Su
participación política: Secretario del Ayuntamiento con Filiberto Cruz,
de 1961 a 1964; Regidor en el cabildo (64-67) que presidió Servando
Monsiváis Martínez, cuyos poderes fueron desaparecidos en 1965 (por
Monsiváis entró el Gral. Roberto Talamante Corbalá) en la llamada crisis
de los alcaldes en el régimen de Luis Encinas.Pese a ese revés no
se achicopaló, volvió a la lucha y repitió como regidor del ayuntamiento
que presidió Julio Martínez Bracamontes, de 1970 al 73; combinándolo
con la presidencia del PRI de Navojoa -que asumió en 1961 y dejó en
1974-.Se ubicó temprano desde 1956 como prospecto a la alcaldía de
Navojoa. En forma recurrente y en ocasiones orquestada, sus detractores
le objetaron entre otras cosas: que su perfil era en extremo priísta,
sus vínculos con la cervecería como un riesgo, y el no ser miembro
destacado de la iniciativa privada. En el año 2000, contando ya los 77
años, se le volvió a mencionar y participó activamente, no ganó la
candidatura y el PRI perdió la elección. Ni antes ni después se amargó
por no alcanzar la candidatura. Siguió trabajando como siempre con doña
Refugio y sus infaltables delicados como apoyos fundamentales. En
ocasiones sus actividades políticas le acarreaban dolores de cabeza en
su entorno laboral, basta citar un ejemplo de la empresa donde entonces
laboraba: “por convenir así al negocio, le estamos suplicando presentar
su renuncia a las actividades políticas a que se ha venido dedicando, ya
que la empresa recientemente ha tenido un problema muy serio y de
trascendencia, por motivo de las actividades políticas desarrolladas por
uno de los representantes de la compañía en el estado de Chihuahua”
(memorando del gerente de la agencia local Carlos Loaiza a Rosario
Ruelas Rivera con origen Tecate, B. C., mayo 1965). El contestó que no
renunciaba y si así fuera que lo liquidaran porque lo que estaba
haciendo no comprometía a la empresa y le permitía servirle a los demás.Símbolo
de los tiempos, en 1973 el distrito de Navojoa recibió como candidato a
diputado local a una gente que vivía en Nogales: Manuel Valdez Perea,
de la CTS-CROC. A Don Chayo Ruelas, con sus propias resistencias, lo
postularon candidato al distrito que entonces comprendían Huatabampo y
Etchojoa, llevando de suplente a Emilio Rosas Talamante. Presidió el
Congreso del Estado a la caída del gobernador Carlos Armando Biébrich,
tomándole la protesta al gobernador sustituto Alejandro Carrillo Marcor.
Al mismo tiempo, su amigo de toda la vida Gilberto Gutiérrez Quiroz, lo
propuso como suplente de fórmula por el distrito federal de Navojoa en
la elección de ese año. Volvió a las tareas partidistas y repitió
como diputado local en 1988, y suplente de federal de nuevo en 1994, con
Javier Hernández Armenta. De ahí en adelante y hasta ahora, sus
servicios al PRI y a la CNOP han sido ininterrumpidos, en donde sea, a
la hora que sea, y sin pretextos en un trabajo duro, esforzado, paciente
y gradual. Consciente de que político que sube en elevador, baja en
elevador, él ha dicho que ha usado siempre las escaleras para ascender
porque es donde más se aprende y donde el trote no cansa porque ha sido
político por vocación y no de ocasión.Ha sido miembro de estructuras
y representante en casi todos los municipios sonorenses, y delegado
permanente en procesos electorales. Hablar de Don Chayo Ruelas es
hablar de una institución humana, de una vida plena y completamente
realizada en el trabajo, en la familia, en la política y en el servicio a
los demás. También en la amistad, en la participación comunitaria, y en
el ejemplo de una solidaridad y gestión constante con las sencillas
preocupaciones de la gente (una silla de ruedas, una receta médica, una
beca, un acceso escolar, un pasaje en camión, etc.).El
reconocimiento que ha logrado con su actuación política le ha ganado la
admiración de varias generaciones, que sin condiciones le reconocen su
valía. Su secreto para permanecer vigente ha sido, según sus propias
palabras: el trabajo diario, hacer lo que le gusta, su tranquilidad
interna y sobre todo la compañera de la vida que por suerte le tocó como
esposa, Doña Refugio. También el no sudar calenturas ajenas, no cejar
nunca en su lucha por la justicia y apostar por el respeto a quienes no
piensan como él. Activo y leal defensor como pocos del PRI, ha
vivido todas sus etapas desde su actualización en 1946 hasta las
turbulencias actuales. En política conoce de todo, ha vivido de todo. Ha
tratado gobernadores, desde Álvaro Obregón (1955) hasta Eduardo Bours.
Don Chayo es un ejemplo de político profesional con credibilidad y
prestigio, a punto de entrar a los 84 años sigue activo y fiel a sus
convicciones, a su partido, a sus amigos a su región.La actualidad
de Don Chayo es la actualidad de la política y su capacidad para servir
al entendimiento humano. Nunca se ha ido con la finta de clichés o
prejuicios para juzgar o condenar a la política y a los políticos.
Porque a los políticos, la opinión pública y el pueblo los juzga por lo
que hacen o dejan de hacer por la gente, no por su edad o por la
generación a la que pertenezcan. La política no está desprestigiada,
desprestigiados están los que la han aprovechado para beneficio personal
o de grupo, los que han llegado para servirse y no para servir.
Desprestigiados los que han torcido la misión original de la política
que es el bien de la colectividad.En política se es o no se es
eficiente, se es o no se es honesto, se es o no se es capaz y ello no lo
determina ni la edad ni la generación, lo determinan la vocación, los
principios y la disposición a servir, las capacidades y las lealtades.
Por ello Chayo Ruelas en todo lo que hace predica el optimismo,
consciente de que “predicar pesimismo es uno de los modos más fáciles de
disfrazarse de sabio.” Su labor, su trabajo, su eficacia institucional a
la política han trascendido la temporalidad de los trienios y los
sexenios de los distintos gobiernos. La suya ha sido siempre una labor
eficaz, duradera y constante, sin desánimo y sin pesimismos infundados,
siempre con el PRI y con la CNOP como emblemas.Don Chayo ha sido
siempre de esos obreros callados de la política que poco se ven y a
veces no se valoran con suficiencia por aquellos que campean por la
tarea política de temporal sólo en búsqueda de escalafón. En el fondo su
trabajo nos muestra que las cosas -para la paz, la organización del
partido y la estabilidad política- han funcionado gracias a la actuación
cotidiana y eficaz y casi anónima de ese ejército de operadores
políticos que no demandan otra cosa más que servir, participar y
trabajar. Don Chayo sabe -o debe saber- que es toda una legión de
personas las que reconocen sus aportaciones, y que con su propia
historia ha construido un tramo de la historia sonorense. Su sólo
ejemplo de integridad personal desarticula las generalizaciones
simplistas sobre el llamado “debate generacional” pernicioso que sólo en
el PRI de años a la fecha y por miopía hemos comprado. ¿Quién en otros
partidos ha llamado en forma despectiva dinosaurios por ejemplo a
militantes distinguidos que todavía aportan edad prestigio y
experiencia?. Pensemos en casos como los de Luis H. Alvarez en el PAN o
el de Cuauhtémoc Cárdenas en el PRD para ejemplificar.A menos de 40
días de la entrada del nuevo año y de que Don Chayo espera la llegada de
sus primeros 84 años, 60 de los cuales los ha dedicado a la política y
al PRI, ¡Salud! por un hombre íntegro y por un verdadero ejemplo de
político congruente, con un enorme patrimonio moral, orgullo de su
familia, del partido y del sector en el que milita, de la clase política
a la que pertenece y desde luego; de todos nosotros reunidos hoy aquí
para reconocerlo y honrarlo. La actualidad de Don Chayo sin duda, es la
actualidad de la política, y sobre todo, de una vida plena en logros y
realizaciones para bien de Sonora.