El pasado jueves acudió a la Procuraduría General de Justicia el ex secretario de Salud del gabinete de Guillermo Padrés, Bernardo Campillo García. Iba acompañado de su abogado, lo cual hace suponer que acudió en calidad de indiciado y no de testigo.
Se retiró sin informar sobre los motivos de su comparecencia y con una sonrisa nerviosa que hizo recordar aquel momento en que Jorge Morales Borbón, el secretario de Comunicación del padrecismo acudió acompañado de Carlos Navarro Sugich como su abogado defensor. Dos semanas después, agentes de la Policía Estatal Investigadora lo aprehendieron y actualmente se encuentra encarcelado por delitos de extorsión, en el Cereso I, de Hermosillo.
Bernardo Campillo puede convertirse en el segundo ex secretario de Padrés que pisa la cárcel, considerando la cantidad de fierros en la lumbre que dejó a su paso por la secretaría de Salud, donde la Fiscalía Especial Anticorrupción y la Auditoría Superior de la Federación están tras la pista de miles de millones de pesos presuntamente desviados de su destino original.
La liebre, sin embargo, podría brincar por donde menos se lo espera, pues si bien el volumen de recursos presuntamente (hasta ahora) desviados es estratosférico, existe una línea de investigación que se abrió el año pasado con la denuncia del doctor Carlos González, un neurocirujano despedido en los años del padrecismo por su activismo anticorrupción y su participación en la formación de un sindicato independiente.