En 1966, un joven de dieciséis años de edad, disléxico (es decir que confundía bastante unas letras por otras), abandonó la escuela.
Con la ayuda de un amigo, comenzó una revista para los estudiantes de su ex escuela, y ganaba dinero vendiendo anuncios publicitarios a empresas de la localidad.
Como tenía muy poco dinero, el negocio lo hacía desde una cripta abandonada, en una iglesia local.
Cuatro años más tarde, buscando la forma de hacer crecer sus ganancias, comenzó a vender discos por correo a los alumnos que eran clientes de la revista.
Los discos se vendían muy bien, y le dejaban, de hecho, más ganancias que la revista, por lo que pudo ahorrar y abrir su primera tienda de discos al año siguiente.
Después de dos años de estar vendiendo discos, decidió abrir su propio sello discográfico y estudio de grabación .
Alquiló un estudio de grabación a los artistas de su ciudad, entre ellos uno llamado Mike Oldfield.
Fue en este pequeño estudio de grabación, que Oldfield creó su exitosa canción, “Tubular Bells“, que se convirtió en el primer lanzamiento del sello discográfico. La canción (que fue el tema principal de la película “El Exorcista” llegó a vender más de 5 millones de copias.
Durante la década siguiente, el joven hizo crecer su sello discográfico, añadiendo bandas como los Sex Pistols, Culture Club, y los Rolling Stones.
Pero además, mientras su empresa de grabaciones crecía y crecía, usando el flujo de efectivo de la misma, él continuó creando empresas y haciéndolas crecer: una compañía aérea, una empresa de trenes, una de teléfonos celulares, y así sucesivamente.
Hoy, casi 50 años más tarde, tiene más de 400 empresas bajo su dirección.
Aquél joven disléxico que abandonó la escuela y se mantuvo terco por la ruta de los negocios propios, tiene una fortuna calculada en unos 5 mil millones de dólares.
Se llama Sir Richard Branson, y el “Sir” es porque la Reina de Inglaterra lo nombró Caballero el 30 de marzo del 2000, y sus empresas están agrupadas en el Grupo Virgin.
Miranda Gomez
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