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martes, 17 de agosto de 2010

Espías en conflicto: notas del espionaje político en Sonora

El trabajo de recopilar información política -léase espionaje-, cuando es serio y profesional, busca lograr varios objetivos: reunir información para la toma de decisiones, adelantarse a conflictos que pudieran afectar a las instituciones, así como ubicar y detectar a tiempo focos de conflicto en las áreas sensibles del sistema político que pudieran poner en riesgo la estabilidad política y social, con el consiguiente costo político de violencia y desorganización social en estados y municipios.

Cuando el trabajo de recopilar esa información no es profesional y se le encarga a meros aficionados o a grupos de poder en especial, se convierte en una tarea de rutina y en un pasatiempo costoso de autoridades que devalúan y desperdician los recursos económicos, y reducen el oficio a un mero reporte rutinario y pobre de información y contenido sobre actividades políticas -o que cuando menos lo parezcan-, tales como eventos de protesta, mítines, concentraciones sociales y políticas, declaraciones de prensa y entrevistas, reuniones privadas de personas donde casi siempre sólo sale a relucir el consabido “quién comió con quién”, “dónde se vio fulano con zutano”, “qué le dijo alguien en la plática que tuvo con el otro”, y la peor de las deformaciones: el pagar con fondos públicos el espionaje para tratar de afectar a los adversarios políticos detectados o declarados, en sus actividades y en sus vidas privadas para beneficio de alguien en especial.

Hay en la realidad estatal un llamado “comandante” Téllez, que en la práctica y en la picaresca informativa se trata de un personaje oriundo de Guanajuato típico de la información política de campo. Se le observa como una persona mayor de 50 años, de nariz aguileña y mirada escrutadora; en su persona desparpajado, regordete, de ropa amplia y grande como de dos tallas arriba de su medida y corte de pelo tipo fletap. Presume el ubicarse de pie siempre, en la esquina derecha de los presidium en los eventos del sur de Sonora, lo que le permite dar órdenes y captar todas las imágenes con un equipo de auxiliares vestidos para la ocasión desde un joven típico de colonia popular con gorra de beisbolista de apariencia “cholo”, hasta un compañero de equipo con apariencia de dirigente político. Se hace acompañar además de una cámara de video, otra más de fotografía, una libreta de apuntes, un par de celulares al cinto, y Nextel en la mano,documentos en sobres lacrados bajo el brazo, y un par de grabadoras ubicadas estratégicamente y siempre -infiltradas- entre los representantes de los medios de comunicación con los personajes señalados, para que se cuelen en las entrevistas.

En los eventos Téllez no para de reportar telefónicamente a su superior inmediato lo que ahí se dijo, el contenido de los discursos, la cantidad de gente, los invitados especiales y los nombres de los representantes en los eventos. Supongo que con esa información su jefe inmediato se puede dar una idea de lo que sucede y -también lo supongo... pero lo dudo- pudieran realizar prospectiva política para la toma de decisiones.



El llamado comandante Ernesto Téllez Velásquez anota en sus datos curriculares como director de información política del ayuntamiento de Cajeme en la época que gobernó el PAN y Coordinador Estatal de Seguridad Pública en Información Política en Ciudad Obregón, seguramente en la época de López Nogales. Con más presunción que escalafón, se anota también como: “comandante de unidad encargado de la información política” (¡tómala!) y “coordinador de asuntos políticos en el ayuntamiento de Huatabampo y Etchojoa” con presunción de paga en tres ayuntamientos incluyendo Benito Juárez en el trienio 2006-2009.

Leer columna completa en el sig enlace: http://bit.ly/cP2ThL

Bulmaro Pacheco / bmorenop@rtn.uson.mx

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