El grupo
Madrugadores de Hermosillo -del cual soy integrante, no sé si activa pero sí de
cuerpo presente y voz “melodiosa”-, recibió el pasado viernes al senador Ernesto El Borrego Gándara para un
intercambio de opiniones sobre su actuación en el Senado, repercusiones de las
reformas estructurales en las que ha estado inmiscuido, sobre todo la
energética, y algunos otros temas coyunturales que, obviamente, no podíamos
desaprovechar estando ante nosotros un personaje de la talla de El Borrego, y
no me refiero a la física, sino a su actuar en el escabroso y difícil terreno
de la política nacional.
Curiosilla que es
una –del actuar de los demás no opino- tocamos el tema de la participación del
Senado para elegir a los 5 mejores perfiles de los hombres y mujeres sobre
cuyos hombros recaerá la nada fácil tarea de ser los próximos magistrados
electorales del órgano jurisdiccional donde se interponen las impugnaciones y, por
tanto, son los responsables de la justicia electoral, esa justicia divina y
elusiva –a veces- a la que recurren todos los políticos que habiendo competido
por algún puesto de elección popular, consideran que los resultados no son lo
que debieran de ser porque “algo raro” pasó en el recuento de votos y las
cuentas están más turbias que el agua que ahora circula por el Río Sonora.
Con las recientes reformas
electorales y necesitándose para esta “selección” ponerse de acuerdo dos terceras
partes del pleno del Senado, no deja uno de pensar en las negociaciones que se
requerirán para llegar a estos consensos, ya que son 18 los estados que habrán
de tener elecciones en el 2015, y con en esto de que cada quien debe cuidar su
patio y sus intereses, y con ello me refiero a los intereses supremos del
estado que representan nuestros ilustres senadores, no los particulares de
partido ni mucho menos los personales, pues nos atrevimos a “encargarle” al
senador que procure que los 5 magistrados que nos correspondan, en los que
mínimamente 2 de ellas deberán ser mujeres -por aquello de la paridad de género
tan llevada, traída y, de paso, manoseada y pisoteada-, que si “tienen que
tener” un determinado color por aquello de las reparticiones que dicen los
malosos se dan en esas esferas del poder y en estos menesteres, que cuando
menos procurara fueran hombres y mujeres dignos, honestos, trabajadores y
versados en lo que estarán haciendo. Y
no nos atrevimos a agregar lo del concepto de imparcialidad porque ese es un
aspecto “más refinado” y controversial que, así como es fácil dejar de serlo, también
puede existir entre los que tienen etiquetas partidistas, pero solo si están
presentes los primeros dos valores.
Por supuestísimo que
el senador reviró contundentemente que, al menos por su parte, buscará perfiles
de magistrados que tengan capacidad, trayectoria y sobre todo, que sean
imparciales, no simpatizantes ni sancionadores de tal o cual partido; en otras palabras, que no traigan padrinazgos,
por lo que no se prestará a “intercambio de favores” en la selección de los
mismos porque él, que ha sido y espera volver a ser candidato, le interesa
ganar elecciones en las urnas no con favores de nadie. No se diga más…
Claro está que
después averiguamos que los 438 candidatos pre-seleccionados para las 90
vacantes, primero deberán pasar la primera criba que representa la Comisión de Justicia del Senado, donde serán evaluados en base a
méritos académicos, trayectorias, ensayos escritos, entrevistas y
comparecencias públicas, y finalmente dicha comisión emitirá la lista que deberá aprobarse en el pleno del Senado. El meollo del asunto está pues circunscrito a
la imparcialidad y honestidad de los integrantes de la Comisión de Justicia del
Senado de la República. Habrá que
averiguar entonces quiénes la conforman y a qué intereses responden finalmente.
Llana y simplemente, así interpretamos la realidad política los ciudadanos de a
pie.
Es de humanos, pero…
No sé usted pero mi mami decía que el muerto y el arrimado a los
tres días apestan; que cuando ocurría una desgracia todo mundo salía a ayudar y
ofrecían la luna y las estrellas, pero cuando ya mermaba el bolsillo, empezaba
la desbandada y a buscar a quién echarle la culpa para que se haga cargo.
Algo así está pasando con la problemática por la que atraviesan
los pobladores del Río Sonora con los tóxicos que contaminaron sus aguas y han
dado en la torre a la economía y tranquilidad de esta región. ¿Le extraña a usted saber que Buenavista
del Cobre, subsidiaria de Grupo México, declare ahora que fueron las
condiciones climáticas inusuales de la zona “las responsables” del derrame de
40 mil metros cúbicos de sustancias tóxicas al río Bacanuchi y que desde el
pasado 6 de agosto tiene en zozobra no solo a los moradores de por allá sino a
todo el estado?
Lo anterior nos hace pensar que el grupo
México ya le vio las orejas al tigre que despertó con su lamentable error
técnico y consciente de los altos costos que le significarán la reparación total
del daño causado, no solo en lo económico, sino en lo ambiental y social, se
cura en salud para no tener que hacerlo y empieza a mover la pesada maquinaria
de los conectes con las altas esferas del poder para que fallen a su
favor. ¿Quiénes pagaremos? Acertó.
No Solo Café
Azalea Lizárraga
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