EMPIEZA A GANAR DINERO

martes, 16 de septiembre de 2014

Huele a corrupción


Isabel Dorado Auz

Desde hace bastantes años, las acciones u omisiones de los gobiernos, en todos los niveles, huelen a corrupción. Pareciera que nos estamos acostumbrando a esta cultura y que terminaremos por ver normal que los políticos se hagan ricos en unos cuantos años, aunque el pueblo se siga empobreciendo cada día más.
Se dice, por ejemplo, que el derrame de tóxicos que provocó la contaminación del Río Sonora, pudo haberse evitado con una inversión de unos 40 millones de dólares. Si las autoridades ambientales hubiesen actuado correctamente fiscalizando el funcionamiento de los represos de la minera Buenavista del Cobre, tomando en cuenta la denuncia previa hecha por la Sección 65 del sindicato minero, se hubiese evitado el peor desastre ecológico ocurrido en la entidad en toda su historia. Hoy se habla de un fideicomiso por dos mil millones de pesos para remediar el daño, aunque seguramente será insuficiente para afrontar las graves pérdidas sufridas por los habitantes del Río Sonora, sin dejar de lado la enorme afectación a la ciudad de Hermosillo al contaminar la principal presa que surte el agua necesaria para el consumo humano de la capital del estado.
La ambición desmedida por obtener ganancias al más bajo costo nos está generando una serie de tragedias que parecieran normales por su recurrencia. Previamente, en Pasta de Conchos murieron un gran número de mineros por la misma razón, falta de inversión para garantizar la seguridad de los mineros; y no debemos olvidar, que esa misma falta de inversión provocó la tragedia de la Guardería ABC, al margen de si el incendio de la bodega de la Secretaría de Hacienda estatal fue intencional o no. El caso es que todas estas tragedias tienen un denominador común, la complacencia de los funcionarios públicos, quienes paradójicamente no son llamados a cuentas y quienes terminan pagando el pato son los trabajadores, porque en su mayoría se ven obligados a acatar indicaciones no muy correctas para preservar su fuente de trabajo.
Más grave aún, es la especie de mordaza que recae en las instituciones de educación superior, donde se cuenta con el equipo técnico necesario para hacer los análisis respectivos pero cuyos investigadores se encuentran entre la espada y la pared. Esto es, si asumen una actitud crítica, lo cual sería su responsabilidad, corren el riesgo de no obtener recursos públicos para futuras investigaciones. No solo eso, cuando una investigación aporta datos interesantes solo se publica en revistas científicas de mínima circulación y los medios de comunicación, al servicio del capital privado, no difunden estos hallazgos científicos. Por eso, no sorprenden las declaraciones de Heriberto Grijalva, rector de la UNISON, al afirmar que el problema de contaminación del Río Sonora no es nuevo, aunque poco se ha hecho desde el alma mater con los hallazgos de sus investigadores.
Mientras tanto, nuestros políticos siguen haciendo circo maroma y teatro para entretener a los ciudadanos que habrán de votar el próximo año. Se preparan las despensas y las tarjetas de los supermercados para apoyar a los más desprotegidos y de paso comprar el voto en el próximo proceso electoral. Se promueven fundaciones con el nombre del futuro candidato y las instituciones siguen cumpliendo con su deber de proteger los intereses de unos cuantos.

La corrupción ha vuelto cínicos a los políticos y esa estructura mafiosa que han conformado los partidos ha propiciado que la impunidad siga reinando en nuestro querido México.

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