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sábado, 28 de marzo de 2015

Ya es tiempo de propuestas

No solo café /Azalea Lizárraga

Apenas inició el periodo oficial de las campañas políticas y la ciudadanía común y corriente ya presenta señales de hartazgo respecto de la forma en la que se han presentado las opciones partidistas, en estos tiros de calentamientos en los que se convirtieron las precampañas y que padecimos intensamente los sonorenses.
No extraña que haya hartazgo entre los adultos que ya le conocemos las orejas al lobo; pero hablar de molestia o desánimo entre los jóvenes, sí es algo que debería preocupar a los candidatos a los diversos puestos de elección popular y, por supuestísimo, a los partidos que los postulan.
Estamos ante un ambiente de rijosidad no solo en las redes sociales –aunque allí sí se tiran a matar, al fin y al cabo que en el anonimato todo se puede- sino también entre los grupos de simpatizantes o colaboradores que, en determinado momento se encuentran en un punto geográfico de la entidad, lo que pudiera degenerar y propiciar escenarios nada favorables para la convivencia ciudadana, como lo sucedido semanas atrás en Cajeme, o que no contribuyen a garantizar que el día D transitará sin eventos preocupantes, desde cualquier punto de vista.
Decía Mario Benedetti que “Cuando los odios andan sueltos, uno ama en defensa propia”. Y en este sencillo pensamiento deberíamos todos reflexionar, pero sobre todo, los estrategas de las campañas negras que según los tratados de mercadotecnia política deben existir en todos los equipos de campaña, aunque se niegue su existencia en el esquema oficial y en nuestro “yo” interno menospreciemos a sus integrantes.  Pero allí están, agazapaditos o no, pero listos para tirar lodo, insultar y denostar; preparados para ejecutar todo aquello que tienda a crear ambientes de sospechosismo porque, a final de cuentas, lo que se busca es restarle puntos al contrincante.
Afortunadamente, parece ser que, al menos en lo que respecta a los punteros por la gubernatura del estado, empiezan ya a fluir propuestas concretas para la ciudadanía. Tanto Javier Gándara Magaña como Claudia Pavlovich Arellano  iniciaron esta semana con discursos más propositivos y concretos. De hecho, ya está en el ambiente el planteamiento de las propuestas de lo que deberá ser la plataforma de gobierno de cara a la ciudadanía y que deberán manejarse como sus objetivos y metas a alcanzar en caso de ser uno de ellos el o la elegida por los sonorenses para llegar a la oficina más refrigerada del Palacio de Gobierno.


La priista Claudia Pavlovich Arellano comparte ya su visión en un sencillo decálogo para lograr un “Sonora de 10” y el panista Javier Gándara Magaña nos promete millones para garantizar el crecimiento diferenciado en cada una de las ciudades neurálgicas del estado.  Espulgadas ambas propuestas, puede que busquen aterrizar en lo mismo; pero las estrategias para lograrlas son las que, tal vez, podría uno calificar como dependientes del partido que las impulsa.
Independientemente de ello, creo que esta segunda etapa puede servir para quitarles ese cuestionamiento ciudadano respecto del ambiente en el que estaban inmersos ambos candidatos y logren rescatarse a si mismos de los dimes y diretes de sus respectivos partidos políticos y del cordón umbilical que les endilgamos respecto de los supuestos “padrinos” que los impulsaron –contra viento y marea- para llegar a ser hoy los candidatos a la gubernatura de Sonora. Por lo pronto, en estas próximas semanas, ambos candidatos habrán de recorrer los municipios más significativos del estado, electoralmente hablando, para plantearnos qué se debe hacer; esperemos les alcance el tiempo para decirnos el cómo y de dónde se harán de los recursos para aterrizar sus propuestas; no vaya siendo que todo lo quieran sacar con alza de impuestos, como suele suceder.
Acostumbro comentar con gente joven respecto del clima político en la entidad y el común denominador de ellos manifiesta sentir un rechazo por las campañas negras en la que –según ellos- todos los candidatos de todos los partidos están involucrados, sobre todo los que buscan la gubernatura y presidencia municipal, y expresan con desánimo que lo único que logran es el descrédito tanto del que se trata de enlodar pero también del que sale beneficiado con ello, porque no falta el cómo ni el cuándo se percatan de las medias verdades y mentiras que se manejan en cada situación. Para algunos, es el acicate para unirse a X o Y candidato; para otros, el desánimo para acudir a votar porque tan malo es el pinto como el colorado; para la mayoría, la indiferencia por participar en la política.
Si como dice Claudia, “Es el tiempo de los jóvenes” y queremos ver a “Sonora como una sola familia”, dejemos de lado la denostación, procedamos conforme a derecho y llevemos a tribunales lo que esté mal hecho “por éste, ése o aquél”.  No hagamos de esto un circo de dos pistas, donde en el primero enchilan a la gente y en el segundo se ponen de acuerdo los “altos mandos” y, al final de cuentas, no pasa absolutamente nada en cuanto a procuración de justicia y castigo a los culpables. Lo único real es que la sociedad se divide y “los de arriba” se siguen repartiendo  ese enorme pastel en la que se ha convertido el ejercicio del poder en México

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