La cosecha
Isabel Dorado Auz
No tuvieron que
esperar mucho los poderes fácticos para empezar a cosechar lo sembrado durante
el periodo electoral. Recibieron como obsequio una Reforma Laboral a modo para
seguir explotando con mayor fuerza a la clase trabajadora. En este caso, los
diputados se adelantaron a Enrique Peña Nieto y retribuyeron los favores
recibidos con la aprobación de la reforma
Claro está, todo fue
posible debido al largo proceso de corrupción de la clase política, la cual
está más interesada en conservar privilegios que en representar dignamente a
todos los mexicanos. No sorprende pues, que Manlio Fabio Beltrones reprobara la
intención de un “grupo minoritario y violento” de secuestrar el Congreso
de la Unión y, por otro lado, no hiciera referencia al grupo minoritario que
tiene secuestrada a nuestra nación. No sorprende, tampoco, la actitud asumida
por Silvano Aureoles, diputado del PRD, cuando dos valientes diputadas
arrebataron el micrófono al presidente de la mesa directiva tratando de impedir
la aprobación de la reforma, ante lo cual Silvano diría que se trata “de una minoría que no
acata acuerdos”. Obviamente, no se refería a las minorías que impusieron, vía
la cámara de diputados, la reforma laboral; con ellos, al parecer, los acuerdos
se cumplen porque se cumplen.
Me sorprendió, sí, la
candidez del diputado panista Bueno Torio, quien dijo que “la
propuesta fue una respuesta integral, justa y equilibrada a los problemas
actuales de los trabajadores y empleadores”. Seguramente, el diputado no está
informado que reformas muy parecidas se están aprobando en el resto del mundo y
están provocando verdaderos caos debido a las manifestaciones masivas que han
logrado la renuncia de jefes de estado, pero que no han logrado cambiar el
espíritu explotador de las reformas impuestas.
Estamos
pues, en la última etapa del capitalismo salvaje, donde lo único que importa al
reducido número de multimillonarios, es seguir incrementando sus riquezas y
para ello recurren a cualquier tipo de artimaña. La más útil ha sido, sin duda,
el corromper a las clases políticas de las naciones en general.
Por
todo lo anterior, quiero recordarles que la advertencia de este tipo de
situaciones se generó en Cananea hace más de cuatro años, y ahora, sólo se
legaliza y generaliza el atropello cometido en contra de los trabajadores
mineros. En ese lugar, los Larrea le arrebataron el Contrato Colectivo de
Trabajo a la Sección 65, tal y como lo habían hecho previamente en Nacozari.
Todo con el apoyo del gobierno panista y con la complicidad omisa del resto de
los partidos.
Por eso, causó sorpresa que en nuestra entidad,
un sindicato combativo como el STAUS se manifestara en conjunto con los líderes
charros de la CTM, misma central priista que se prestó a los intereses de los Larrea
en el mineral del cobre. Según sé, los compañeros universitarios siguen
creyendo que los líderes cetemistas se comprometerán firmemente en una lucha
generalizada. En mi caso, ojalá y me equivoque, pero no tengo la más mínima
esperanza de que Javier Villarreal y compañía aporten absolutamente nada a la
lucha sindical que permita echar abajo la Reforma Laboral, menos cuando se
dejan intactos los privilegios de los corrompidos líderes sindicales priistas.
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