Diálogo / David Figueroa
La
tolerancia es fuente de paz y progreso; la intolerancia fuente de violencia y
dolor. Lo sucedido la semana pasada en Francia no es para dejarlo pasar por
sentirnos lejanos, pues la condición humana nos acerca más de lo que pudiéramos
imaginar.
El
no ser tolerantes y no tener una conciencia de la libertad propia, pero también
de los demás, genera daños muchas veces irreversibles y va creando una
conciencia colectiva del ‘ojo por ojo y el mundo quedará ciego’ que amenaza a
la sociedad y los valores del respeto, tolerancia y libertad.
La
manifestación más grande en la historia de Paris realizada el domingo pasado,
con 1.3 millones de asistentes que se sumaron a los 3.7 millones de
manifestantes en toda Francia, entre ellos alrededor de 50 líderes políticos
extranjeros y religiosos con sus brazos enlazados es la imagen que ha dado
vuelta al mundo al iniciar este 2015; es el mensaje de conciencia, de
advertencia, de “aún estamos a tiempo”.
A
tiempo de evitar lastimar a otros con nuestra intolerancia, de evitar daños
irreparables como el ataque al semanario Charlie Hebdo de sátira religiosa,
política y social en el que 17 periodistas y caricaturistas perdieron la vida a
manos de tres jóvenes.
Religión,
fundamentalismo, ignorancia, antisemitismo…cualquier causa que se pueda
adjudicar tiene una misma fuente y origen: la intolerancia, el no aceptar el
derecho de otros a pensar diferente y sobre todo, no reconocer que es esta
misma diversidad la fuerza que mueve al mundo.
Los
motivos injustificables de estos jóvenes para creer que ya no era posible
compartir un espacio y tiempo con quienes según ellos ofendían sus creencias, nos
recuerda una vez más que todo debe tener un límite, aún dentro de nuestras
libertades.
Patric Jean, columnista de Médiapart escribió:
"Charlie Hebdo jugaba con un mal gusto asumido, se metió
siempre con todas las religiones.
Atacó incansablemente a la extrema
derecha. El diario fue a
veces acusado de racismo por personas que hacen una lectura
deshonesta y muy selectiva de sus páginas, olvidando los dibujos y artículos
que criticaban al cristianismo y al judaísmo. El diario siempre jugó con la noción de lo blasfemo,
lo que es perfectamente sano en una democracia laica".
El
suceso sacudió una vez más al mundo pero la verdad es que reacciones como la de
estos jóvenes no son hechos aislados. Ejemplos hay y muchos en las guerras sin
fin de este siglo, o en el caso de Malala Yousafzai que hace unos meses ganó el
premio Nobel precisamente al enfrentar crueles circunstancias en su país por
defender sus ideales y derechos.
La
religión no es el tema, ni el fundamentalismo. Es la falta de empatía para
aceptar que uno de los derechos primordiales del ser humano es precisamente el
‘ser’ único, diferente, irrepetible y por tanto con voluntad de decidir, de
creer, de pensar.
La
intolerancia genera violencia; la violencia genera dolor y miedo; el miedo y el
dolor nos paralizan como personas, nos paraliza como sociedad.
La
tolerancia es el llamado del presente siglo donde el mundo se hizo chiquito y
cabe prácticamente en la palma de nuestra mano en un teléfono inteligente, es
el primer llamado de este 2015.
De
ahí la importancia de esta marcha en la que líderes de diversos países,
religiones, credos y posturas se tomaron del brazo seguidos por millones de
personas que nos dicen que el peligro que acecha a nuestra sociedad es la intolerancia
y el respeto es el antídoto.
En
Sonora vienen meses difíciles, ojalá recordemos este llamado y hagamos
conciencia de que cada una de nuestras palabras tiene un destino y efecto; ni
religiones ni preferencias políticas, sexuales o personales deben ser motivo de
odios para segregarnos unos contra otros.
En
el diálogo, la comunicación y el respeto podemos encontrar el camino para la
prosperidad.
Agradezco
sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.
Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de
México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de
Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.
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