Martínez Tadeo

CARTAS SOBRE LA MESA / ELMA LAURA AHUMADA

La historia de Sonora no se entiende sin los yaquis, la etnia más emblemática de nuestra tierra y que a pesar del reconocimiento presidencial para dotarlos de tierra y agua, la política agraria no le ha favorecido, al contrario, rentan sus parcelas, los utilizan las autoridades con fines ajenos a los propios  y la división entre ellos es evidente.

Este panorama lo pinta un miembro distinguido de la tribu, quien durante años ha luchado por apoyar a su gente, sin embargo pasa el tiempo y la situación no avanza, manifiesta José Ignacio Martínez Tadeo, quien por ahora es el Presidente de la Confederación Nacional Campesina en Sonora y mucho tiempo ha representado a la Liga de Comunidades Agrarias en todo el país.

Durante el desayuno semanal del Grupo de Periodistas Contrapunto Diez, el conocido “Yaqui Justiciero” habla en voz baja y lentamente; quienes conocemos su trayectoria sabemos que es una leyenda viviente y bien puede escribir un libro desde la matanza de San Ignacio Río Muerto, hasta de marginación y desprecio hacia la población indígena.

Dos veces diputado local y federal, impulsó el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas, políticas de apoyo para el campo y que los gobiernos voltearan a ver las comunidades yaquis, aún así, no se ha logrado un espacio digno para ellos, porque lo que viven es que gente ajena relacionada con el gobierno los divida, hay pueblos que tienen hasta cuatro gobernadores y ahora con el problema del acueducto, muchos de ellos fueron utilizados por los productores para que cerraran la carretera y se manifestaran en contra, “se montaron en ellos”, afirma.

Asegura no estar en contra de dotar agua a Hermosillo, sin embargo piensa que al gobierno actual le faltó inteligencia para lograr acuerdos con los productores y en buenos términos hacer una negociación favorable para ambas partes, “no supieron establecer el diálogo necesario” y el gobierno federal les hizo muchas promesas y no les cumplieron con nada, hasta la fecha, tocan puertas y ya ni siquiera los reciben, Gobernación estuvo aquí y no han recibido ningún beneficio.

Martínez Tadeo, originario de Pótam, municipio de Guaymas, nos cuenta que a la Tribu Yaqui le pertenecen  casi cinco mil kilómetros cuadrados de tierra, según decreto de Lázaro Cárdenas y que el almacenamiento y escurrimiento de la presa La Angostura también les pertenece, pero la política agraria del país no les ha favorecido y se han visto obligados a rentar sus tierras, los programas de apoyo no han sido suficientes y no les queda opción que ofrecerlas en renta.

Ante la situación, muchas tradiciones y costumbres se han ido perdiendo, el respeto a la iglesia, al gobierno civil, la vida interna ya no cumple con los lineamientos que les heredaron los jesuitas, incluso los castigos severos para acciones que violan las reglas que los rigen, han ido desapareciendo, de ahí que muchos de ellos prefieren abandonar al pueblo y buscar desarrollo personal y profesional en otras partes del mundo y solo quedan alrededor de 35 miembros en las diversas comunidades.

Respecto a la detención de Mario Luna, dijo que es una arbitrariedad del gobierno de Padrés, que las pruebas fueron manipuladas y así como afirma lo anterior, reconoce que a la Tribu le ha faltado solidaridad hacia su compañero, han sido los medios de comunicación quienes lo han apoyado desde que fue aprehendido por supuestamente haber cometido un asesinato.

Por otra parte, el líder agrario piensa que los sonorenses deben sentirse orgullosos de los yaquis, pues ningún grupo étnico en el país tiene el espíritu de lucha como ellos, que les ha costado sangre, han padecido desdén y desprecio y aunque otros grupos étnicos han desaparecido, ellos siguen siendo combativos y defienden lo que por ley es de su propiedad.

Luego de varios años fuera del Estado, Martínez Tadeo reaparece para dirigir la CNC ante la muerte de su amigo Trinidad Sánchez Leyva, a sus 69 años sigue vigente y participa en actividades de su partido y su sector, con su experiencia y retorcido “colmillo” está obligado a conseguir algo concreto para su gente, sino, seguirán siendo dueños de algo que no les deja nada.