Arturo Soto Munguía / chaposoto67@hotmail.com
Sé
que estas no son las palabras que les gustaría oír. Sepan que tampoco son las
que me gustaría pronunciar, especialmente si se trata de decírselas a ustedes,
mis amigas, mis amigos, mi familia; la gente con la que hemos caminado una
larga ruta, remando contra corriente, luchando a diario, sacrificando momentos
para estar de pie, en cada lugar donde el deber y la responsabilidad llama.
Durante
todos estos años trabajamos juntos en un proyecto con objetivos muy bien
definidos. Hicimos lo necesario y muchas veces lo que estaba más allá de
nuestros alcances. Lo conseguimos. Construimos una propuesta clara y ganamos la
simpatía de la mayoría de los sonorenses, para representarlos como candidato
del PRI.
Las
cosas, como ustedes saben, no tuvieron el desenlace esperado. No el que
esperábamos nosotros, como parte de este equipo, sino el que esperaba la
sociedad sonorense, que siempre nos puso por delante en todos los ejercicios de
medición, con los otros precandidatos del PRI, y con cualquiera de otro
partido.
Los
criterios empleados para la designación, sin embargo, no ponderaron esos
criterios. Terminaron por tomar en cuenta otros factores y decidieron por
Claudia.
Es
doloroso comprobar que la democracia en nuestro partido no termina de madurar y
en su lugar se privilegian prácticas que en otros tiempos quizá fueron
funcionales, pero que hoy no corresponden a las expectativas de una sociedad
que quiere ser tomada en cuenta.
Aquí
y ahora, ¿qué debemos hacer? Estamos frente a una decisión personal y
colectiva.
Estamos
en el momento de poner en la balanza, cada quien a partir de su propio análisis
de la circunstancia, pero también pensando en esto que es un proyecto que nos
rebasa, que trasciende el ámbito de lo personal y que exige definiciones que
sin duda tendrán impacto en lo que está por venir.
Hace
seis años vivimos una situación similar. En aquel momento, reunidos aquí mismo,
acordamos actuar en libertad, sin más orientaciones que las que dictara el
propio albedrío.
El
resultado está a la vista. Nuestro partido perdió la elección y en su lugar
entró el gobierno más corrupto del que se tenga memoria. El llamado ‘gobierno
de la alternancia’ fue un vendaval de ineficiencias, corruptelas, abusos, exclusiones
e imposiciones que han dañado severamente la vida política, social, cultural,
económica de Sonora.
Hasta
en las relaciones vecinales, personales, familiares hay un ambiente de
polarización, de crispación y encono.
Ellos
están haciendo lo suyo y, por lo visto, lo están haciendo bien. Buscan
prolongar al menos otros seis años, el ejercicio de un gobierno sobre el que no
tiene caso buscar más definiciones, ya que todos sabemos cómo definirlo.
La
decisión del partido, estarán de acuerdo conmigo, no fue la que esperábamos. Y
sin embargo, hacernos a un lado, alimentar la desunión y el conflicto interno
sería lo que desde el gobierno están esperando, para repetir el escenario de
2009 y derrotar de nuevo la propuesta de nuestro partido.
Allá
en el Distrito Federal, ante los líderes nacionales me comprometí a levantar la
mano de la candidata y alentar la unidad. Hoy quiero honrar esa palabra y hacer
un llamado a seguir juntos, a cerrar filas porque esa es la única manera de
recuperar Sonora, y comenzar un trabajo de reconstrucción en todos los
sentidos.
Nada
causaría más regocijo en los de enfrente, que una desbandada o el abandono de
la trinchera. Eso, insisto, les abriría el camino para mantenerse en el
gobierno.
Nosotros
podemos aguantar de pie, luchando, todos los años que nos quedan por delante,
pero Sonora no aguanta seis años más de un gobierno como el que nos han
mostrado en este sexenio.
Por
eso es importante mantener la unidad, sostener la estructura que hemos formado
en todo Sonora, en cada municipio para conquistar espacios desde los cuales
nuestra gente pueda impulsar este proyecto, que no debemos dejar caer.
Los
que aquí estamos somos hombres y mujeres de bien. Guerreros de una causa que ha
sabido de victorias y derrotas. Sí, la derrota es dolorosa, pero forja el
espíritu, templa el carácter y mantiene el corazón vivo para seguir luchando.
Vamos a mantenernos juntos porque es la única manera de seguir de pie,
construyendo este proyecto que de ninguna manera está agotado.
De
ninguna manera. Precisamente lo ocurrido es un motivo más para seguir luchando.
Por democratizar las prácticas de nuestro partido, por el respeto a las
decisiones de la gente, por el cumplimiento de los compromisos con la sociedad,
no sólo con las cúpulas.
Por
eso los invito a mantenernos unidos, pues hasta hoy no se ha perdido nada.
Dividirnos en este momento, como priistas o como militantes de una causa, eso
sí sería perderlo todo. Ánimo, y a seguirle de frente. A darle, que empujando
el sol, se acerca la madrugada.
Unidad
sí, pero con dignidad.
Unidad
sí, pero para servir a Sonora, no a unos cuantos.
Unidad
sí, para engrandecer la política.
Unidad
sí, y que quede muy claro: unidad con dignidad.
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