Bulmaro Pacheco
"Los hombres no somos nada; los principios lo son todo”. -Benito
Juárez
Manlio Fabio
Beltrones, coordinador de los diputados federales del PRI, estuvo recientemente
en Sonora. El principal motivo de la visita fue reunirse con la representación
popular del PRI para analizar los proyectos de inversión y las sugerencias para
el Presupuesto de Egresos de la Federación 2013. Algo muy necesario, porque es el único instrumento político de
gestión real a favor de los priístas que gobiernan municipios en Sonora, y
resulta decisivo en la mayoría de los casos para el avance de sus pueblos en la
segunda mitad del gobierno estatal del PAN.
Beltrones aprovechó la
ocasión para informar de diversos temas y fijó posturas en torno al esquema de
colaboración con el priísmo de Sonora, al tiempo de subrayar la muy necesaria
unidad política del PRI para recuperar el gobierno estatal el 2015.
Sin embargo, ni en la
reunión del auditorio ni en la del Salón Colosio, quizá por el tiempo y la
abultada agenda del propio Beltrones, muchos no tuvieron la oportunidad de
decirle lo que realmente estaba sucediendo en Sonora.
Ante eso, los voceros
del gobierno del Estado se han dedicado a promover alguna expresión de
Beltrones en relación con los temas álgidos que han golpeado al PRI y a la
sociedad sonorense, en un intento de llevar agua al molino oficial para
arraigar la idea de que “podría darse un esquema de colaboración” con el
coordinador de los diputados federales del PRI, por la mención que hizo acerca
de que “apoyando al gobierno Estatal le va bien a Sonora”.
El mismo gobierno
complementa la estrategia insertando en los medios fotografías del gobernador
con los dos personajes principales del equipo de transición, vendiendo la idea
de que el “Viva el rey, muera el rey panista” ya les llegó, pero a cambio de
eso, hay acomodo -sonrisa incluida- con el nuevo gobierno federal.
Pero la gente piensa
en sentido contrario: Si se ayuda al gobierno, se le ayuda al PAN y no a
Sonora. Un poco más de tres años en el gobierno de la llamada alternancia han
bastado para corroborar esa tesis y probarla en los hechos. No es ninguna
apreciación teórica, al contrario, ejemplos abundan. Sonora nunca había vivido
el asalto aventurero a la administración pública estatal como ahora se ve.
¿Que dirán de eso los
presidentes municipales del PRI, tanto los que salieron como los que acaban de
entrar? ¿Recordarán que en los tres años que pasaron el gasto estatal se fue en
un 85% a las alcaldías panistas para tratar de repetir el modelo?
Nadie toma en serio
esa manoseada versión de "agarrarnos todos de la mano”. Se trata solo de
una trillada cantaleta política de mercadotecnia que el gobierno estatal ha
utilizado para tratar de quedar bien temporalmente con sus adversarios
políticos.
Las expectativas para
que las cosas cambien en Sonora a partir de diciembre son muy altas. No en
balde aquí, contra todas las campañas sucias y el exceso de dinero oficial en
su contra, ganó Enrique Peña Nieto, no solo por los errores del gobierno
federal y las mentiras del supuesto progreso de Sonora en los tiempos de la
alternancia, sino también por el hartazgo del ciudadano local hacia un estilo
de gobierno que prometió mucho y que sedujo con infinidad de promesas de
campaña que nunca se cumplieron.
Las campañas ya
terminaron, dijo Beltrones: “a darle vuelta a la hoja”. Así pensaron quizá en
la dirigencia del PRI cuando a una semana de la elección se reunieron engañados
con el gobernador y su equipo, creyendo que las cosas iban a cambiar. No fue
así.
También les sucedió a
los miembros de la bancada del PRI y el Verde en el Congreso local cuando
acudieron a reunión de acercamiento en la casa de gobierno días antes del
tercer informe y ahí les bajaron la Luna y las estrellas de la demagogia
oficial con promesas de todo tipo. Quizá los diputados no percibieron que solo
se trataba de una estrategia de contención política previa al informe. A los
pocos días les faltaron al respeto, y al Ejecutivo se le olvidaron los estilos
de conciliación. Hoy las relaciones del gobierno con la bancada del PRI-Verde
luce tensa y más atorada que nunca. Les quieren cambiar la elección del
distrito XVII por el presupuesto 2013 y los nuevos impuestos. Van para largo en
ambos temas.
Por eso le deberían
haber informado a Manlio que para los del Nuevo Sonora las campañas no han
terminado; eso es solo un mito. Quieren más, y más dinero de la federación para
su gasto político. Pasando la elección de julio, entraron en una nueva
dinámica, promoviendo desde ya a dos aspirantes al gobierno estatal para el
2015, operando con el reparto de camisetas, mochilas, balones y otros objetos
con organización geográfica, asignando coordinadores y tareas específicas en
pleno 2012.
Ellos son Javier
Gándara y Alejandro López Caballero, alcaldes saliente y entrante de
Hermosillo, que ya tienen cuadros, estructura y promotores que ya se mueven. Es
en la capital donde está el verdadero interés geopolítico del gobernador. Ahí
está ya la mayor inversión pública proyectada a futuro (El proyecto incluye
demoler el estadio Héctor Espino, como si la capital estuviera nadando en
instalaciones deportivas. Seguramente un negocio más).
No tardarán en
aparecer oficinas montadas, fundaciones al vapor, portadas de revistas con la
cara de los aspirantes, y un trabajo oficial inclinado a la promoción de los
mencionados.
Le hubieran subrayado
también que el tema del agua no ha unido a Sonora. Al contrario, es lo que más
la ha dividido en los últimos tres años, y no precisamente por la “maldad” de
los del sur, como desde el lado oficial se ha manejado, sino por las torpezas,
la soberbia y la prepotencia del gobierno para tratar de pisotear políticamente
a la gente de Cajeme, Bácum, San Ignacio Río Muerto, Etchojoa, Navojoa y Benito
Juárez -los municipios con agricultores
afectados por el proyecto del acueducto Independencia-. No se trata de un
asunto con los “ricos” (sic) de Cajeme, se trata de un verdadero problema con
impactos políticos, jurídicos, económicos y sociales serios muy mal manejado
políticamente desde el lado oficial. No se necesita profundizar mucho en el
tema, puesto que sobran testimonios del problema y sus efectos.
No le informaron, por
ejemplo, de la torpeza fallida del “monumento al tubo”, que en el fondo fue una
acción para tratar de burlarse de la gente del sur. Esa burla tuvo su costo
político. Tampoco de la licitación de una presa que fue asignada a una empresa
que cotizó muchos millones mas alto que sus competidoras.
Tampoco se le informó,
supongo, de la diversidad de litigios ante el Poder Judicial Federal, la
mayoría de ellos adversos al gobierno estatal. Tampoco del desacato del
Ejecutivo sobre los fallos de la Corte en relación con la obra y el inicio del
juicio político en la Cámara de Diputados de la Legislatura pasada contra el
Ejecutivo local; que por cierto no sabemos en que estado de encuentra.
Tampoco creo que le
hayan advertido de que en plena calificación del proceso electoral local, el
gobierno operó para destituir a la magistrada María Teresa González Saavedra -a
lo que el TEPF ordenó dar marcha atrás-, o del atorón legislativo de algunos
meses antes para conformar la estructura del Consejo Estatal Electoral, que se
tuvo que ir hasta el Tribunal Federal.
Quizá no le ampliaron
la información sobre el albazo que apenas en octubre el Ejecutivo le dio al
Legislativo para imponer al presidente del Supremo Tribuna de Justicia, donde
no se respetó el texto constitucional; o de aquella iniciativa de la diputación
del PAN para tratar de pasar por encima -para variar- también de la Constitución
para eludir la convocatoria a elección extraordinaria en el distrito XVII tras
la muerte de Eduardo Castro Luque; o del empecinamiento del Ejecutivo con
relación a la aprobación del presupuesto estatal 2012, echándole la culpa de
todo al PRI y sus diputados locales, llevando al gobierno estatal y los
municipales a la peor crisis financiera y de caja que se recuerde.
Quien haya padecido un
mínimo del estilo político del Nuevo Sonora no tiene duda de que ayudar al PAN
en el gobierno no es ayudar a Sonora. Al contrario, es apostarle a un proyecto
que ha profundizado la desigualdad social, el atraso económico y el
resurgimiento de cacicazgos y privilegios derivados de la corrupción que
creíamos ya se habían erradicado de la entidad.
Transparencia Mexicana
reveló recientemente que Sonora ha caído en los últimos tres años del lugar
número 7 al 22 entre las 32 entidades del país en la percepción de corrupción.
¡15 lugares en tres años! Faltaría revisar la de competitividad, donde estamos
en los tres últimos lugares nacionales. ¿Es eso progreso? No, es un Nuevo
Sonora.
También le hubieran
informado que con los priístas no ha existido un trato político estable. ¿A qué
horas han sido agradecidos con los priístas? ¡Uf! Los han perseguido, auditado,
calumniado, despedido de sus trabajos -incluyendo aquellos sin militancia-; han
agarrado parejo. ¿Y los panistas? No importa que estén acusados de la peor
corrupción, el gobierno los protege y pretende inmunizarlos en los procesos que
enfrentan. Ahí está el caso más reciente del ex presidente de Guaymas, César
Lizárraga, que fue nombrado segundo de a bordo del hermano de Roberto Romero en
el ISIE.
El gobierno estatal
está destanteado y no halla cómo acercarse a interlocutores de peso con el
nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto. Son muchos los fierros que tienen en la
lumbre y ya les entró la desesperación, porque al parecer ni ellos han medido
el nivel de desorden en que tienen metido al gobierno. Quizá por eso el
presidente Felipe Calderón no cayó en el autoengaño de venir a dividir más a
Sonora e inaugurar una obra inconclusa.
Esos flirteos y guiños
de ojo del gobierno hacia los priístas hay que manejarlos con mucho cuidado y
no irse con la finta. Diálogo sí, pero con respeto y tolerancia, porque en tres
años han existido varios intentos fallidos por incumplimiento del gobierno. Por
eso ellos quisieran una futura dirigencia del PRI domesticada, cómplice,con
espíritu colaboracionista, agachada y que no les represente mayor preocupación
mientras se dedican a gastar dinero público en sus proyectos políticos,
promoviendo figuras a modo o corrompiendo cuadros políticos de otros partidos,
como sucedió recientemente con algunos de sus votos en el Congreso.
Creo que de todo lo
anterior, y en las dos reuniones que tuvo con militantes del PRI, nadie le dijo
nada al diputado Beltrones. Se les fue una gran oportunidad,la desaprovecharon.
Ahora que si alguien
lo hizo, por favor que colabore para corregir o ampliar la visión y el panorama
aquí presentado, ahora que se vienen las negociaciones del presupuesto 2013
tanto local como federal y el cambio de gobierno de la República, dos asuntos
cruciales para el presente y el futuro de Sonora y de México.
bulmarop@gmail.com
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