Claudia no tiene la culpa de ser la candidata

COLUMNA ARCHIVO CONFIDENCIAL 

LUEGO DE UNOS días ocupados en impartir un curso, regresamos a esto de la escribida, estimado lector.

Los ritos políticos se empiezan a cumplir en tiempo y forma, salvo en el caso de Ana Guevara quien aún está a la espera de que fructifique la alianza PRD-PT y cuyo límite de registro como candidata al gobierno del estado finaliza el cinco o seis de marzo, según el calendario electoral.

Pero en el caso de Claudia Pavlovich y Javier Gándara, los tiempos se cumplieron.

El caso de Claudia es el que me interesa, sobre Javier opinaremos después.

Es cierto, por más que Ernesto Gándara establece en desplegados, dice a amigos, enemigos, familiares cercanos y lejanos que no abandonará el PRI, la sensación interna de ira y desesperanza que según la rueda de las emociones logra el surgimiento del enojo, simplemente allí sigue, como el dinosaurio del cuento.

El enojo tiene que dar paso a la resignación y luego a la esperanza de nueva cuenta. Pero  es un proceso que lleva su tiempo y en esa medida afectará los resultados del siete de junio.

Y en el caso de Claudia si bien es cierto que inició y lleva con éxito una operación de cicatrización en los primeros niveles, claro está, de la mano de Ernesto Gándara siento que conforme a los tiempos le está faltando establecer una política comunicacional que le permita a los miles de seguidores del Borrego reorientar su visión de esperanza.

Lo único que se opone a la emoción es la razón y entre más tajante sea, el cerebro permite en su evolución natural ir aceptando el hecho que le enoja, le frustra.

Por esa razón, lo primero que tiene que hacer Claudia y todos aquellos que le rodean, incluyendo a Ernesto, es aceptar que Claudia no tiene la culpa de ser candidata a la gubernatura del PRI.

Y claro está, en ese proceso de sanación el cerebro también requiere de un cacho emocional que no le mate la esperanza, por ello lo más adecuado para Claudia son dos cosas esenciales en el tratamiento de la ira:

Primero, admitir con humildad que sin el apoyo de Ernesto Gándara es difícil obtener el triunfo. Con esto se calman tantas emociones encontradas y se da pie al segundo paso, a una gira por el Estado con cinco o seis grandes eventos en los cuales el mismo Borrego debe acompañar a Claudia y le permitan agradecer a su gente el apoyo, como una especie de manifestación en la cual pedirá, sin decirlo inclusive, que el apoyo sea por el proyecto que permitirá la subsistencia del Estado, pues seis años más de gobierno al estilo Padrés, no lo soporta Sonora.

Y Así poco a poco el sentimiento de enojo transmutará en esperanza para todos aquellos que apoyamos a Ernesto. Eso sí, si la soberbia impera en Claudia, la operación cicatriz en gran escala  de seguro quedará chica para el día de las votaciones.

TIENE ALGO Damián Zepeda, no sé, que no  me convence. Hay demasiado plástico en su risa  que no deja reflejar su inteligencia.

Como que miente en sus mensajes y por el hecho de ser el ungido siente que debemos  creer lo que dice.

Como que se queda con la primera imagen y no abunda en la reflexión y el análisis como sustento de su realidad.

Como que es por encimita su seriedad en la búsqueda de su objetivo. Flexible en su pensamiento, ideales, valores y principios.

Como que sigue el juego político dictado por los dueños del PAN de la lisonjería como herramienta de convencimiento y complicidad como pegamento unificador  de los intereses de quienes salen con los que entran.

Como que quiere caer en el pecado del primero yo y luego los demás.

Como que no se ha dado cuenta cabal que ya nos hartamos de ese tipo de políticos.

Como que no sabe, no le han dicho o no ha querido entender, que él es el único dueño de su destino.

Como que le falta crecer un poco más.

Como que no ha dimensionado que debe convencer a poco más de 130 mil hermosillenses  para ser el próximo alcalde.

Tal vez más delante, cuando sea candidato real, allá por el seis de marzo, saque a relucir su verdadera personalidad alejada de la plasticidad facial que hoy muestra en la página 27 de El Imparcial.

Y tal vez, solamente tal vez, logre Damián impulsar un nuevo estilo de gobierno en el que la persona tenga un valor real conforme al parecer social, no sobre la valoración que el mismo gobernante le establezca como lo hizo Alejandro López Caballero quien cínicamente incumplió con compromisos establecidos y ahora piensa heredarlos a Zepeda quien, en su condescendencia e inocencia, parece aceptar ese destino.

¿O acaso esa foto dominguera y a color en portada de El Imparcial no deja en claro que Alejandro es dueño de Damián por ser su administración la que paga esas facturas?

No entendió Damián y su equipo que en el manejo de las negociaciones quien debe someterse a los nuevos tiempos y escenarios es el que va de salida, no el que va entrando y que en ese manejo de intereses se llegan a acuerdos comunes pero quien recibe toda la atención de la prensa, los reflectores políticos y financieros, es el candidato, Damián, no Alejandro.  

El recurso económico que enceita las diversas maquinarias de candidatos impulsados por Alejandro no es de su bolsillo, es el de todos los ciudadanos que pagamos impuestos. Por eso, una herencia que le dejará a Damián en caso de ganar, será un buen número de proveedores inconformes a quienes López Caballero, con su talante de triunfador levanta brazos, les envía el mensaje de que si no gana su gallo, menos les van a pagar.

Como si el adeudo lo tuviera él como alcalde y no el Ayuntamiento que por cierto, ya tiene algunas demandas al respecto. Lo que si tiene López Caballero como deuda personal son compromisos incumplidos con personas que le apoyaron y cuya herencia quiere traspasar a Damián –se explica el mensaje de la foto--, y aquí hay un roce, pequeño pero roce, pues a nadie le gusta sudar calenturas ajenas.

Por eso no fue Lola del Río la candidata. No convenía a intereses particulares del gobernador y del mismo Alejandro. Sin embargo, Damián no deja de ser un volado pues, insisto, esa cara de fuchi que tiene aún no sé si es por saludar al populo o por tener que soportar  la carga de intereses negros y ocultos de los que ya se van, que por cierto, es un hecho que no debe olvidar al momento de la toma de decisiones… ya se van.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

 Armando Vásquez Alegría / archivoconfidencial@hotmail.com