No solo café /Azalea Lizárraga C.
Para los que nos
preguntábamos si Manuel Ignacio El Maloro
Acosta se decidiría dejar los altos vuelos de la política nacional y regresar a
la provincia a contender por la presidencia municipal de Hermosillo, la
respuesta nos llegó en la forma de una “sabrosa” invitación para tener la oportunidad de platicar con el
interfecto respecto al tema.
Al Maloro lo recuerdo de hace algunos años
atrás, como un joven entusiasta que hacía sus pininos políticos en la campaña
de Roberto Madrazo, y aunque los dos andábamos en diferentes arenas –obvio,
nuestras simpatías estaban con doña Beatriz Paredes-, pudimos tender puentes de
respeto y afecto que han resistido algunos embates del diario vivir.
Mucha agua ha
corrido en el río desde entonces, y los reacomodos y preferencias
políticas de El Maloro lo han llevado a diversas trincheras en las que hemos
aplaudido su actuar o en las que hemos diferido del mismo, pero rescatamos el
hecho de que siempre ha recibido la crítica honesta con apertura mental y
dejando siempre en claro que las diferencias ideológicas no implican deterioro
alguno en las relaciones personales y los afectos genuinos.
Uno pensaría que
con el correr de los años, todo ser humano madura y va mejorando en su ser y actuar,
pero la experiencia nos dice que no siempre es así; y ejemplos hay muchos.
Pero en el caso
de El Maloro, hoy vemos a un hombre que
ha madurado en muchas formas y que esta nueva faceta le sienta bien. Más
ecuánime, centrado y seguro de si mismo, así como más avezado en los menesteres
de la política, sigue demostrando un genuino interés por esta su tierra y,
pudiendo seguir en los escenarios de la política nacional, se regresa para contender
nuevamente por la presidencia municipal de este rincón provinciano que lo vio
nacer, crecer y formarse tanto profesional como personalmente.
Como todo joven, El Maloro ha tenido sus facetas. Cierto, sus pininos en la política fueron
bajo la tutela de reconocidos personajes del entorno político sonorense, pero
él ha sabido crecer y crecerse para llegar a posicionarse -via su trabajo y
buen manejo de la imagen y trayectoria profesional-, en puestos de primer nivel tanto a nivel
estatal como nacional.
Y allí la llevaba,
pian pianito. Pero pudo más el amor al terruño y a su gente, la añoranza de los
atardeceres con olor a azahares y el trinar de los chanates por las tardes;
quien quita que hasta el calorcito sabroso que por aquí sufrimos haya cobrado
su cuota en las ponderaciones que tuvo que hacer para tomar esta decisión que
habla bien de su persona.
Sí, El Maloro será indiscutiblemente el
abanderado del tricolor por la alcaldía de Hermosillo y su llegada será tal vez
de las pocas candidaturas realmente de unidad que tendrá partido alguno en el
estado, habida cuenta que era el candidato natural, se le esperaba como tal, y
su definición solo ocasionó respiros de aceptación y satisfacción aún entre los
que suspiraban por la misma. Nadie,
absolutamente nadie, se quedó en la ruta del tricolor que la mereciera o quisiera
con más fervor que él.
Por eso, queda
claro que será el candidato priista que jalará la carreta de las candidaturas en
la ciudad capital, al que se sumarán los y las candidatas a diputaciones
locales y federales por Hermosillo porque el liderazgo de El Maloro en las colonias del casco urbano y rural, de la Costa y el poblado Miguel
Alemán, de San Pedro y Zamora, es genuino, fuertemente consolidado y le
proporciona numeritos alegres para empezar una campaña en la que se juega su
futuro político.
Por supuesto que
también sabe y reconoce que no todo es miel sobre hojuelas; que tiene dos opositores que también traen lo suyo, con
presencia y un capital político que cuenta y pesa. Pero El
Maloro confía en su trabajo, su gente y ese don que le ha permitido escalar
y cumplir sus sueños en la vida. Por lo
pronto, este jueves se registra como candidato. El tiempo dirá.
¿Valdrá la pena…?
Como que a los
simpatizantes de los aspirantes a alguna candidatura no les gusta que éstos se
sumen, involucren o lo que resulte, a la campaña de quien los dejó en el
camino, porque aunque tal vez políticamente sea lo más correcto, no lo es desde
la perspectiva ciudadana, sobre todo si fueron descartados a la malagueña.
Así las cosas, la
incorporación de David Figueroa a la campaña de Javier Gándara, no ha sido bien
recibida por muchos de sus simpatizantes. Incorporado a algo que llaman
“Alianzas Estratégicas”, nos hace levantar la ceja a más de dos que creemos que
David se merecía un trato más digno por parte de su partido. Pero si David
decidió lo contrario, le deseamos éxito
en su encomienda.
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